Llegó nuestro Miércoles Santo, un miércoles diferente. No pondremos lazos en la puerta de San Sebastián, no atenderemos las visitas, ni recogeremos ramos de flores, no nos abrazaremos con nuestros hermanos de otras hermandades ni con las representaciones que nos visitan de las entidades locales. Tampoco vestiremos la túnica de Nazareno, el costal y la faja, o el terno negro. Ni estaremos pendiente del tiempo y de que todo salga tal como lo hemos planificado y preparado durante todo un año.
No, no tendremos nada de eso, pero lo que nadie nos puede quitar son nuestros rezos, plegarias y confesiones a nuestro Cautivo, y nuestra Esperanza y Dolores, que allí, desde nuestra capilla Servita velan por todos nosotros, con esa mirada que Cautiva los corazones, y nos da la Esperanza que aminora nuestros Dolores.
Este año no pudo ser, pero seguiremos trabajando con la misma ilusión, para que Cautivo, Esperanza y Dolores repartan por las calles de Alcalá la paz, esperanza y sosiego que todos necesitamos.
D. Andrés Hurtado Fernández – Hermano Mayor.